Seguramente habrás leído en internet acerca de la gratitud, su importancia y los beneficios que esta puede tener en tu vida. Y es claro que en estas épocas del año parece todavía aflorar más, porque es momento de compartir, de agradecer y celebrar lo que se tiene. Sin embargo, es necesario que entendamos en que consiste desde una perspectiva científica y no solamente como un mantra que hace bien y por eso hay que hacerlo. Además, recordemos que entender y descomponer los comportamientos de manera objetiva nos ayuda a poder ponerlos en práctica de una forma más efectiva.
Si describimos objetivamente en qué consiste la gratitud, podemos entenderla como una cadena de comportamiento que consta de dos elementos fundamentales: a) como una acción consciente en el que eliges llevar el foco de atención a elementos determinados de tu contexto y b) como ante esa focalización de la atención, voluntariamente le otorgas mayor peso o valor a aquello que asocias como apetecible o agradable sobre aquello que consideras aversivo. Por ejemplo, dentro de todo lo que acontece en mi experiencia, en lo que hay información apetecible (me siento muy amada por mi pareja, etc.), aversiva (el país pasa por una situación muy complicada, etc.) y neutral (no voy a poder hacer algunas remodelaciones que quería en mi casa, etc), elijo prestar mayor atención y valor al sentirme muy amada en mi relación de pareja frente al resto de información. Siguiendo esta línea, queda claro entonces que la gratitud es algo que hacemos, y que en consecuencia trae una experiencia emocional, y no algo que sentimos en un vacío.
Ahora bien, como todo comportamiento no podemos afirmar que siempre es funcional ponerlo en marcha, sino tenemos que aprender a contextualizarlo. Hacemos esta afirmación porque la gratitud, en este discurso popular, se ha llegado a presentar como el arma infalible frente al malestar o como esta herramienta que siempre debes usar para superar la adversidad. En consulta he escuchado discursos como: “No debería sentirme mal, si no me falta nada en la vida…”; incluso fuera del espacio de terapia, en las narrativas populares, me es familiar la idea de: “No te deberías de sentir mal, si mira la vida que tienes…”. Sin embargo, la realidad es que la gratitud no es ni debe ser utilizada como una herramienta infalible, ya que en algunos casos, forzar esta óptica puede generar todavía más malestar psicológico.
La experiencia humana es sumamente compleja y pensar bajo la lógica de equivalencia: “me siento mal + pero hay cosas buenas en mi vida = me siento mejor”, resulta hasta ingenuo u ofensivo. Todas las personas que hemos vivido lo suficiente para atravesar algún malestar significativo en la vida sabemos que esto no es así. Ahora, esto nos lleva a un punto fundamental, a cuestionar la idea de que el malestar psicológico es individual y que depende de cada persona que esto cambie. Las ciencias del comportamiento nos llevan inevitablemente a entender que los problemas psicológicos no se dan en un vacío, sino ocurren en un contexto ante determinada estimulación. Y ese contexto es, en su mayoría, ajeno a nuestra voluntad. Es decir que aquello que influye directamente en nuestro comportamiento es algo que no podemos controlar. De esta manera, y muy sintetizado por fines de la presente lectura, tu malestar no es algo que provocas, al menos que elijes provocarte de manera consciente, así como tampoco es algo que puedas quitarte o elegir quitarte de manera voluntaria.
Cuando la gratitud se vende como esto que “te debería poder hacer sentir mejor” se convierte en una conducta rígida. En una respuesta que, lejos de ayudarte a adaptarte a las vicisitudes de la vida, te la podría poner más complicada. Ahora bien, esto no la hace ni buena ni mala por naturaleza, sino que nos lleva a reflexionar cuándo y cómo ponerla en práctica de manera flexible para poder así gozar de sus beneficios.
Cuando hablamos de los beneficios de la práctica flexible de la gratitud, podemos encontrar los siguientes:
Ya que hemos mencionado algunos beneficios que podría traerte el ser agradecido, te compartimos algunos ejercicios que puedes realizar para mejorar este hábito en tí y empezar a gozar de sus beneficios.
Jarra de gratitud
Puedes tomar cualquier bote vacío que tengas en casa, o compras uno; le colocas al lado lapiceros y papelitos, cada día un miembro de la familia debe escribir un agradecimiento del día. Al finalizar la semana se puede sacar los papeles, meterlos y generar un diálogo con relación a la gratitud.
Diario de gratitud
Escribe cada día tres agradecimientos, rétate y que sean diferentes cada día, pues deben ser experiencias del día.
Carta de gratitud
Piensa en alguna persona que en este año ha sido un apoyo significativo, escríbele una carta para agradecer, expresa cómo te sientes, qué acciones te ayudaron y cómo.
Caminata de gratitud
Haz una caminata un día, deja el celular y cualquier distractor, enfócate en tu cuerpo, agradece a tus pies y piernas por transportarte, agradece a tu espalda y abdomen por sostenerte, agradece a tus oídos por escuchar (identifica sonidos mientras caminas), a tus ojos por lo que te permiten ver (nómbralo) y a tu piel porque te permite sentir el clima y la temperatura en diferentes áreas. Conéctate con tu cuerpo y agradécele.
Visita de gratitud
Identifica a una persona que te gustaría visitar para agradecerle por estar en tu vida, puede llevarle un pequeño detalle, por ejemplo, unas galletas para compartir y pasar un tiempo juntos.
Pausas periódicas para respirar
Busca un espacio tranquilo donde puedas observar algún objeto, detállalo en tu mente, puede ser la estrella del árbol de navidad y mientras lo observas haz 5 respiraciones profundas, lentas y calmadas, respira por la nariz y exhala por la boca. Luego escoge un agradecimiento del día para pensar.
Realiza un acto de amabilidad al azar
No tiene que ser algo complejo, puede ser ayudar a alguien a carga algo, brindar una sonrisa a la cajera o a las personas del elevador, dar un regalo a un niño en la calle, entre otros. Haz algo por alguien, muchos estudios demuestran que reducirá tu nivel de estrés y ansiedad, además de generar conciencia de lo afortunado en tu vida.
Autoras
Luchi de Léon
Scarlette Muñoz
Inés Zepeda