Hiperconectividad y ghosting
Si estás leyendo este artículo, existe una alta probabilidad de que hayas nacido entre el año 1985 y 1995 (al menos eso nos dice la estadística de Meta). Y de ser así, podrás identificar que el mundo de la comunicación, como es ahora, dista mucho de lo que conocimos en momentos más tempranos de nuestra vida. Si rondas entre tus 30 y 35 años, tuviste una infancia en la que el acceso a la comunicación instantánea no era muy frecuente. Podías llamar por teléfono, pero esto no era algo que hacías en gran medida porque era caro y porque si querías hablar, buscabas hacerlo con tus amigas del colegio o personas afines a ti de manera presencial. Fue quizá en tu adolescencia cuando aparecen las primeras muestras de la revolución de la comunicación gracias al internet: las famosas redes de Hi5, MySpace y Messenger. Y desde entonces, la manera de intercambiar información y mensajes ha venido dándose a pasos agigantados, llevándonos a vernos envueltas o presenciar de lejos dinámicas que no conocíamos, no entendemos y que igualmente han llegado a afectar nuestra vida.
Este panorama es importante, no sólo para la lección de historia si eres una lectora centennial, sino para adentrarnos a lo que venimos: entender los fenómenos que ocurren en el mundo actual de la comunicación. Por fines prácticos, para este artículo nos centraremos en dos sucesos en particular: los efectos que la hiperconectividad ha generado en obtener resultados rápidos en la interacción con otras personas y el ghosting o la ausencia de comunicación inexplicable tras un periodo de interacción con una persona.
Es posible que en la última semana hayas realizado esta acción, quizá hasta más de una vez: tomaste tu teléfono celular y pensaste qué se te antojaba comer, lo solicitaste por tu app de elección y por un módico precio, en minutos, lo tenías en tus manos. ¡Las aplicaciones y el internet reforzando las conductas de tener fácil y rápido todo aquello que queremos! Y si, esto nos ha dado acceso a muchas cosas, pero nos ha oxidado un poco la tolerancia a los tiempos de espera. Y bien, esto tiene relación con la comunicación porque es en este mundo hiperconectado, en el que todo pasa rápido, sin demora y con poco o nulo esfuerzo, en donde nos queremos relacionar. Como sabemos, el contexto facilita o impide que las conductas aparezcan y un contexto en el que todo lo tengo que tener rápido, va a generar dificultades en el establecimiento de relaciones y las interacciones de comunicación que se den en ese proceso, puesto que estas, nos guste o no, requieren tiempo y trabajo.
Últimamente escuchamos mucho en consulta y fuera de ella, que a alguien le han ghosteado. Seguramente ya has escuchado o leído acerca de este fenómeno, pero para poner en sintonía, vamos a decir que es cuando, tras un periodo de intercambio de información una de las partes involucradas en ese vínculo comunicativo deja de comunicarse de manera repentina y sin explicación alguna. Esto genera un malestar muy grande en la persona que es “ghosteada”, lo que en análisis de la conducta conocemos como extinción operante. Ya hablaremos más adelante de cómo lidiar con ello desde la vivencia de a quien le retiran la comunicación. Si, es una experiencia muy incómoda y molesta, y si bien nos encantaría que no pasara, lo cierto es que pasa y cada vez más. Por ello es importante que analicemos qué hace que esto pueda ocurrir.
Partamos del principio que todo aquello que ocurre, ocurre porque está siendo de alguna manera reforzado. Es decir, algo hace que sea posible hacer ghosting en el mundo moderno a diferencia de otras dinámicas de antes que lo impedían o dificultaban. Analicemos primero los elementos que predisponen al ghosting, no que lo mantienen, pero que lo facilitan. La hiperconectividad que hablabamos antes y el obtener de manera rápida lo que quiero generan un entorno de relación en el que a) quiero establecer relaciones de comunicación profunda de forma rápida (cosa que en realidad no se puede) y b) ante el menor descontento, me marcho de esa interacción (un poco reforzado por el discurso hiper individualista de que todo debe ser como a ti te gusta). El escenario ideal.
Ahora, ¿por qué ocurre? Sabemos que es una conducta indeseada, que hace daño, y aunque cada vez hay más información al respecto, sigue existiendo y en aumento. Analicemos entonces las consecuencias, y grábate esto porque aplica en cualquier situacion: aquello que se repite, está siendo reforzado. La diferencia entre por qué no había ghosting antes, o muy poco, y ahora es algo muy frecuente, radica en las consecuencias. Se hace ghosting porque se puede, porque no hay consecuencias aversivas cuando aparece y hacerlo genera un alivio o escape para el perpetrador. Antes no podías ghostear tan fácilmente porque los círculos sociales eran más pequeños y era muy probable que te toparas con esa persona a la que le habrías dejado de hablar. Esto podía representar que fuera muy vergonzoso tener que dar la cara otra vez (hacer frente a las consecuencias), así que mejor se anticipaba y comunicaba, como fuera posible, que ya no había más interés. Hoy en día se puede hablar con una persona que está a cientos o miles de kilómetros de distancia por Instagram o Tinder (facilidad que antes no teníamos) y si no se obtiene el resultado deseado, cortar la comunicación sin necesidad de volver a dar la cara otra vez. Es decir, sin consecuencias aversivas. Así que ghostear se ha vuelto una conducta de bajo coste inmediato y sin consecuencias aversivas. Ideal para su repetición en términos de conducta; completamente dañino para las dinámicas de interacción humanas.
¿Cómo llevar las conversaciones incómodas?
Sabemos que es díficil e incómodo expresar decisiones o comentarios negativos para otra persona, pero nunca es una opción dejarle de hablar y tratarla con la ley del hielo para que asuma nuestra intención. Así que si quieres terminar con alguien y no sabes cómo, antes de recurrir al ghosting ten en cuenta algunas recomendaciones útiles.
Primero, te sugerimos decirle a la persona o pareja que necesitas hablar con él o ella, así sabe que debe prepararse para una conversación que puede ser difícil, evita decir lo que dirás de sorpresa y en un momento o lugar inoportuno, debe ser en privado y cuando ambos están escuchando. Para nada te sugerimos lo hagas por mensaje escrito, tómate el tiempo para decirlo en persona.
Técnicas para comunicar noticias negativas
1. Técnica del sandwich: le dices algo positivo de él o ella, real por supuesto, luego le comunicas la decisión negativa y cierras con algo propositivo. Por ejemplo, en el último mes ha sido agradable platicar y soñar juntos, pero poco a poco me he ido dando cuenta que no coicido contigo en cuestiones que para mi son importante, por ello he decidio poner distancia de nuestra comunicación y terminar la relación. Deseo encuentres una persona que coincida contigo al 100.
2. Técnica emocional: le dices cómo te sientes (emociones), sinceramente, le explicas tus razones y finalmente tu decisión. Por ejemplo, me siento incómoda y triste porque he tomado la dicisión de ya no continuar esta relación que teníamos (amistad, conocernos, o el término que prefieras para la relación), por eso he tomado la decisión de alejarme.
Después escucha a la pesrona con empatía, evita los reproches y hablarle mal sobre él o ella, más bien valida sus emociones, pero manten en pie tu decisión: por ejemplo, comprendo que piensas y te sientes diferente, pero esta es la forma como yo me siento y esta es mi decisión. Finalmente, no ofrezcas quedar como amigos, al terminar una relación es importante poner en práctica el contacto cero.
Me ghostearon ¿ahora qué hago?
Recuerda que el ghosting define la conducta del otro, no te define a ti y por ello sabemos que no es personal, es una proyección del otro. Para superarlo te sugerimos algunas recomendaciones:
1. Aceptar las emociones que ese trato de generó: Acepto que siento enojo, cólera, ira, tristeza, frustración, etc. Luego, acepta tus pensamientos, te sugerimos los escribas, te ayudará mucho observar tus ideas y volver ese discurso lento.
2. Recuerda que si la otra persona ha decidido ignorarte, dejarte en visto y no hablarte: NO ES TU CULPA, son acciones de falta de respeto del otro, no tuyas.
3. Pon punto y final, no le escribas, no ruegues, no le preguntes, no hagas un cierre, porque ahora el respeto te lo debes tú a ti misma o mismo.
4. Enfócate en cuidar de ti, qué te ayudará a sanar y superar este mal trato: descansar de las redes, enfocarte en tu salud mental y física, asistir a terapia, hablar con un amigo que realmente te escuchará y buscar tu red de apoyo. Acciones de: ¡AUTOCUIDADO!
5. No busques explicaciones que no existen y acepta que la relación terminó sin cierre, sin explicaciones, sin razones, sin claridad y que la otra persona no tuvo las habilidades de comunicación para ello.
6. Contacto cero de todo contexto (redes, amigos, teléfono, etc.) será lo más sano.
7. Relfexiona qué aprendes de esta experiencia, sobre todo el aprendizaje que tus emociones te dejan. Por nuestra cuenta te recordamos el aprendizaje doloroso que deja el ghosting: no es la forma de terminar una relación, nadie se merece ese trato y por díficil que sea la comunicación es la vía respetuosa.
REpensar la comunicación.
Cualquier relación inicia con una conversación. De ahí que la comunicación sea trascendental, y que muchas veces dudemos en cómo iniciar la misma. Especialmente cuando hay algún atractivo, es común escuchar que no tenemos palabras, que no sabemos qué decir para parecer atractivos. Las formas de comunicarnos también han cambiado y muchas veces estos cambios nos hacen dudar sobre las formas de iniciar el contacto. A continuación te compartimos algunas ideas básicas que son indispensables para iniciar de forma asertiva la comunicación.
Recuerda que también debes escuchar. Prepárate para poner atención también a lo que el otro te diga.
Se flexible. No intentes crear una conversación exacta para seguir; deja que la misma fluya conforme a las respuestas de ambos.
Haz preguntas abiertas. Este tipo de preguntas te permitirán obtener más información y realizar más preguntas.
Habla de ti. Una buena forma de generar confianza con tu interlocutor es contar algo acerca de ti. Trata de ser breve pero claro en tu mensaje.
Utiliza frases como “te entiendo” o “cuentas conmigo” para reconocer al otro y demostrar tu interés.
Cierra la conversación con un mensaje alentador y con un plan para seguir conectados. Claro, esto si la deseas continuar con la conversación.
Si bien con estas estrategias podrás iniciar conversaciones y relaciones nuevas, toda relación, para mantenerse, necesita de la negociación y los acuerdos. No importa con quién estés relacionándote, siempre necesitarás de negociar, y para ello la comunicación será tu gran aliada. Un primer paso para negociar será encontrar específicamente sobre qué quieres negociar. Las personas muchas veces tendemos a aprovechar los momentos de discusión o negociación para sacar todos los temas que queremos discutir, sin embargo este error en muchos casos limita la comunicación y nos aleja de generar acuerdos. Por esto la importancia de delimitar el tema que deseamos negociar.
Por otro lado, al negociar, debes considerar a la otra parte. Es decir, es preciso que escuches y que estés dispuesto a ceder en algún punto. Para esto te recomendamos que previo a tener la conversación para negociar analices qué aspectos no estarías dispuesto a negociar. Es decir que establezcas tus “no negociables”. Esto te permitirá ser más preciso y ceder más fácilmente en aquello que no sea indispensable, generando acuerdos en menos tiempo.
Un elemento que resulta indispensable para una buena negociación es hacerla en el lugar y momento adecuado. Observa el estado de ánimo, el ambiente y el momento del día. Elige aquel momento y lugar que consideres hará que ambas partes se sientan cómodas para discutir. La empatía también es una herramienta que te ayudará a hacer esta evaluación. Intenta comprender la posición del otro (aunque no estés de acuerdo) y hazle saber que lo estás intentando. Propón soluciones y deja que el otro también lo haga. De esta manera generarán una lluvia de ideas que les permitirá generar más posibles soluciones.
Por último, pero no menos importante, recuerda la retroalimentación. Pongan a prueba los acuerdos a los que llegaron y tómense luego un tiempo para evaluarlos. Si estos acuerdos funcionan, ambos se sentirán gratificados al recibir un “gracias” o un “nos veo mejor”. Si no funcionan, esto les dará la oportunidad de elegir otra solución o buscar un nuevo acuerdo y así mejorar la relación.
Recuerda que las relaciones deben trabajarse siempre, que los seres humanos somos cambiantes por naturaleza, y que ello nos obliga a estar en constante cambio y negociación.
Por:
Luchi de León
Inés Zepeda
Scarlette Muñoz